Protocolo: cómo vestir para reuniones de trabajo

La imagen que mostramos marca la diferencia, no solo manifiesta nuestra personalidad, si no que también determina la impresión que causamos en los demás. Cuando estas personas son potenciales clientes o empresarios con los que pretendemos negociar, la indumentaria que elegimos para el día de la reunión puede resultar un factor de gran importancia, ya que influirá, como decimos, en la impresión que causaremos y en la percepción que estas personas tendrán de nosotros mismos.

Aunque dentro del protocolo encontramos diferentes tipos de traje masculino (frac, chaqué y esmoquin) la realidad es que los hombres utilizamos poco estas tres prendas y nos decantamos siempre por el traje, cómodo y elegante a la vez, y muy versátil para diferentes ocasiones.

Según diversos expertos en protocolo, es la indumentaria perfecta para eventos por la mañana, ya se un evento de trabajo o personal. Salvo que se indique lo contrario a través de la invitación, un traje con corte clásico y una camisa con una corbata es perfecta.

¿Qué color de traje debemos elegir?

• Negro: es el color universal, es la etiqueta más estricta. Combina bien con el resto de colores, exceptuando los colores más oscuros, como el azul oscuro.
• Marrón: no es lo ideal, ya que no da una imagen de profesionalidad. Es más difícil de combinar, aunque podemos jugar con colores como arena o canela.
• Gris: es un clásico, no tan excesivamente serio como el negro, que combina bien con múltiples colores como el granate, colores vivos como el naranja o el turquesa, o el azul de toda la vida.
• Azul marino: es un traje muy tradicional y una apuesta segura, ya que resulta elegante y serio. Aunque su pega es el verde, intenta no utilizar ambos colores en un mismo traje.

Como hablamos de reuniones y eventos de trabajo, vamos a olvidar el traje blanco, ya que este estilo es más adecuado para eventos del ámbito personal.

En cuanto a la combinación de la camisa con la corbata, hace ya tiempo que tenemos permitido saltar a colores más atrevidos y dejar que nuestra personalidad se plasme en nuestras prendas. La regla básica es no combinar las rayas con los cuadros. A partir de ahí, podemos intentar combinar los colores, buscando un color más oscuro en la corbata que en la camisa. Y si el evento lo permite o nosotros nos atrevemos, podemos jugar con el contraste. Esto se consigue marcando una diferencia entre la camisa y la corbata.

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